El argumento de este álbum nos explica lo siguiente, el jefe galo Moralelástix encomienda a Astérix el cuidado de un caldero lleno de sestercios, para que el dinero no caiga en manos del recaudador de impuestos del imperio romano. Pero el dinero es robado, quedando solamente el caldero vacío con aroma de sopa de cebolla. Como castigo Astérix es desterrado de la aldea, pero no se quedará sólo ya que Obélix decide autodesterrarse.
Astérix y Obélix intentan recuperar el dinero sin éxito y de diversas formas. Encuentros con los piratas, en uno de los momentos más simpáticos de la historia, deciden conseguir el dinero por medio de negocios como la venta de jabalíes, a la lucha, la actuación, el juego e incluso delinquiendo.
Finalmente, se encuentran con un recaudador de impuestos romano, al que roban, pero cuando se disponen a devolver el dinero a Moralelástix, perciben que las cosas no son lo que parecen, con lo que se producirá un desenlace poco esperado, tanto que por una vez el final de los sufridos piratas es felix, de lo cuál nos alegramos porque empezaban a tener complejo del Coyote de los dibujos de la Warner, personaje que nunca ganaba.
La caricatura es uno de los elementos patentes en este álbum, que sin ser de los majeres mantiene un tono bastante correcto y que representa aspectos tan interesantes como el tratamiento comico de la codicia de los seres humanos.
Entre los cameos más interesantes tenemos a los propios Goscinny y Uderzo como parte del púlico que asiste a la obra de teatro y el personaje del recaudador de impuestos es una caricatura de Valéry Giscard d'Estaing, quien era en ese entonces el ministro de finanzas de Francia, y más tarde fue Presidente de Francia.En el próximo post dedicado a este exhaustivo repaso a este gran personaje de la tradición Franco-Belga, hablaremos de Astérix en Hispania.
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