La Odisea de Astérix es el número 26 de esta veterana serie y el segundo en solitario de Albert Uderzo. Además en mi opinión es el mejor de los de esta segunda etapa.
El argumento se centra en que con el fin de conseguir el secreto de la poción mágica, Julio César decide recurrir al jefe de los servicios secretos romanos, Fielhastalfinus, que es una caricatura del actor francés Bernard Blier siguiendo uno de los rasgos caracteristicos de las avneturas de Astérix.
Fielhastalfinus encomienda la misión a su mejor espía, Ceroceroséix, que como imagenareis no es otro que una parodia del mejor James Bond del cine, Sean Connery.
Ceroceroséix se trasladará al aldea y robará la la fórmula. Con el objetivo de lograrlo se convierte en druida para poder recibir la información que marca la tradición, es decir de Druida a druida. Al mismo tiempo el fenicio Economicrisis llega a la aldea para vender sus productos, entre los que se encuentran algunos ingredientes de la poción.
Pero el fenicio no trae uno de los ingredientes, el aceite de roca o petra oleum, para conseguirlo antes de que los romanos descubran que no tienen la poción, Astérix y Obélix inician un viaje a oriente medio, acompañados por Ceroceroséix, que quiere sabotear la misión. La aventura, que es divertidisima, les llevará por tierras de Fenicia, Palestina por destacar algunos destinos del viaje, y esta salpicado de referencias a temas tan variados como el cine de espionaje, la Biblia, la Crisis del petróleo de 1973 y la situación de guerra permanente entre los diferentes países, pueblos y etnias de la zona, que se tratan con un acido sentido del humor, pero con el cariño que caracteriza a las aventuras de los ilustres Galos.
Este segundo en solitario cosechó muy buenas críticas y todavía hoy suele considerarse uno de los mejores álbumes de Uderzo en solitario, como he comentado antes, aunque hay que decir que parte del mismo, que esta dedicado a Goscinny, se basa en notas y esbozos del malogrado guionista. Que además a modo de homenaje aparece caricaturizado en la figura de Saúl Oysolteroenlaví, uno de los mercaderes de Jerusalén que ayuda a los héroes galos. Otras caricaturas que aparecen en este álbum son las del actor francés Jean Gabin, que presta su rostro a Poncio Penates, el gobernador romano de Jerusalén y que en un acto de mala uva, se pasa obsesionado en lavarse las manos compulsivamente, en clara alusión a al famoso Poncio Pilatos.
Para el próximo post de este repaso a los álbumes de Astérix el Galo, tenemos el Hijo de Astérix, que es otra de las historias que más polémica y controversía causaron en su momento.
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