Un mes más os acercamos las novedades del ya de por si interesanre catalogo de ediciones la cupula para este mes de noviembre en el que hay algunas sorpresas de lo más interesantes como Gato Fritz y autores como MAX o Crumb.
Conversación de sombras
Max
Cartoné, 60 páginas, 17 x 24 cm, bitono
PVP: 15 €. A la venta el 29 de noviembre
La súbita erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79 sepultó en
lava las poblaciones de Pompeya, Herculano, Estabia y Oplontis, en el
golfo de Nápoles.
Unas excavaciones pusieron al descubierto en 1750 los restos de una esplendorosa villa a las afueras de Herculano. En su interior se hallaron mil ochocientos rollos de papiro semicarbonizados, la mayoría de los cuales contienen textos filosóficos griegos, especialmente de Epicuro y sus discípulos. Se trata de la única biblioteca de la Antigüedad que ha llegado hasta nuestros días.
Unas excavaciones pusieron al descubierto en 1750 los restos de una esplendorosa villa a las afueras de Herculano. En su interior se hallaron mil ochocientos rollos de papiro semicarbonizados, la mayoría de los cuales contienen textos filosóficos griegos, especialmente de Epicuro y sus discípulos. Se trata de la única biblioteca de la Antigüedad que ha llegado hasta nuestros días.
Las 7 vidas del Gato Fritz
Robert Crumb
Cartoné, 128 páginas, 21,5 x 28 cm, b/n
PVP: 20 €. A la venta el 29 de noviembre
Demoledor, cínico, vividor, desencantado y rijoso como no podía ser de
otra manera tratándose de una creación de Robert Crumb. El gato Fritz es
el personaje más carismático de su autor y el más representativo de lo
que fue el underground norteamericano, una etapa de efervescencia,
revoluciones y sueños de libertad. Fritz congregaba en una sola figura
la tradición de los animales erguidos que poblaban los dibujos animados y
las viejas tiras cómicas con el arrebato del amor libre y las ilusiones
de cambio social que sacudieron la segunda mitad del siglo XX.
Charles Burns
Rústica, 372 páginas, 17 x 24 cm, b/n
PVP: 26 €. A la venta el 29 de noviembre
Agujero Negro (rústica)
A mediados de los 70, una epidemia que sólo afectaba a los adolescentes
se cernió sobre los suburbios de Seattle. La llamaron "la plaga de los
quinceañeros" y se manifestaba a través de síntomas de lo más
impredecible. Para algunos no fue demasiado dramático: apenas unos
bultos, tal vez un sarpullido. Otros, en cambio, se convirtieron en
monstruos. Y no eran sólo síntomas pasajeros. Una vez contraías la
infección, quedabas convertido en aquello para siempre.
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